Artículo publicado en el diario Información el 18/8/2022
Arde la Comunitat Valenciana. Parece que conforme avanzaba la temporada más dañina para los incendios, en el territorio valenciano no se habían declarado grandes incendios que afectaran al patrimonio medioambiental. Pero en cambio, encarando ya las últimas semanas, finalmente estamos viviendo incendios muy graves en zonas con los mayores tesoros de la biodiversidad.
Hay que agradecer a todas las personas que están trabajando para sofocar y mitigar los efectos de esta grave crisis. Bomberos, brigadas forestales, Unidad Militar de Emergencias, Guardia Civil, Policías Locales, asociaciones de varios ámbitos, Cruz Roja, entre otros, que en estos momentos siguen esforzándose para declarar la extinción de estos incendios.
Pero en breve, y no se podrá tardar mucho, también habrá que preguntarse: y después de los incendios, ¿qué? Es una pregunta que deberán hacerse los responsables políticos y que, también la ciudadanía deberá exigir respuestas. Se tendrá que afrontar un análisis exhaustivo de todo lo que ha pasado y ver las lecciones aprendidas que pueden ayudar a situaciones de emergencia futuras.
Al menos, nos cabe el consuelo que según las primeras investigaciones el origen de los incendios no ha sido por la intervención humana. Pero, ¿han servido los planes de emergencia, estaban correctamente hechos o no ha sido útil? ¿Conocían los servicios de emergencia estos planes y las pautas recomendadas ante situaciones de este tipo? ¿Se habían previsto tesituras que se han producido o no ha servido para nada? ¿Y los planes locales de prevención de incendios forestales? ¿Estaban hechos y se han utilizado para la gestión de la emergencia? Algunas preguntas para dar respuesta.
La planificación estratégica en la gestión de emergencias es clave para ponerse en situación de los escenarios que pueden ocurrir durante la misma. Estudiar las infraestructuras que pueden ser utilizadas, los lugares de evacuación, los responsables de los servicios de emergencia, sistemas de comunicación alternativos o la forma de coordinar la emergencia. Por último y no por ello menos importante, estudiar cuales son los factores de riesgo que aumentan el peligro y la labor de prevención previa que hay que realizar para disminuir al máximo posible los factores que hacen aumentar los riesgos durante la gestión de la crisis: desde los más críticos a los que tienen una menor prioridad. La prevención es clave y también habrá que analizar si los trabajos de mantenimiento de las masas forestales eran los correctos o no.
Con la postemergencia, todas las Administraciones Públicas se deben volcar con estas zonas para su recuperación medioambiental y social. Es un mazazo para los gestores públicos que trabajan en la revitalización de estos espacios el tener un incendio de estas características que paraliza en cierto modo los planes de futuro de estos territorios.
Más vale a las alcaldesas y alcaldes que trabajen todos a una para que no se olviden de ellos. Cosa difícil en los tiempos preelectorales que se avecinan. Ahora hay que pasar a la acción, pedir y exigir ayudas a las administraciones supramunicipales en ayudar a recuperar el espacio perdido.
Con la pandemia, se había puesto de manifiesto el valor de vivir en zonas rurales con las oportunidades que con ello convenga. Por ello las administraciones competentes, tendrán que garantizar la revitalización de estas zonas con planes de ayuda, recuperación forestal, mantenimiento del medio ambiente y garantizar servicios públicos que hagan atractivo vivir en una zona rural: conexiones a internet de alta velocidad para garantizar el teletrabajo, servicios educativos, consultorios de atención primaria, servicios básicos e infraestructuras que permitan tener buenas comunicaciones.
Espero que no les ocurra lo mismo a los municipios de la Marina y el Comtat como ha ocurrido en el sur. En la comarca de la Vega Baja, vivimos una situación de emergencia en septiembre del año 2019 con la famosa DANA. Tres años después, en estas mismas páginas hace unos días nos informaban que ahora la Confederación Hidrográfica del Segura ha licitado el estudio para evaluar los riesgos sobre las inundaciones y que estos trabajos se van a realizar en dos años. Es decir, cinco años después seguirán sin haberse hecho las obras necesarias después de tanta jornada de análisis y propuestas. Además, no se están realizando las tareas mínimas de mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas que sirvan como evacuación de las aguas en caso de tormentas.
Sin embargo, nos acaban de comprar un palacete en el centro de Orihuela con cargo a los planes de la gestión de las inundaciones para que podamos hablar de cómo nuestras casas se llenan de agua. Si eso, las infraestructuras para mitigarlas, ya las verán nuestros nietos o biznietos.
Deja una respuesta