Despolitizar la comunicación institucional

Articulo publicado en el Diario Información el 10/11/2022

A propósito de la última rueda de prensa del Consejo de Ministros, una vez más, como en casi la mayoría de anteriores gobiernos, se pone de manifiesto cuando una portavoz de gobierno o una ministra se cree que está comunicando en la sede de un partido político o en un mitin y no en la sede de una institución pública confundiendo así el rol institucional con el de vocero de partido.

A pesar de la madurez democrática que ya España tiene, también la ciudadanía y los medios de comunicación deberían ser más críticos y a su vez escrupulosos, en la denuncia pública del uso partidista de los medios públicos de las Administraciones. A continuación desgrano algunas cuestiones de esta problemática que por desgracia, parece que ya está enquistada.

En primer lugar, el excesivo personal eventual (asesores) de las personas que ejercen la labor de comunicación de las instituciones públicas. Sin cultura administrativa y sin el conocimiento necesario del funcionamiento de la Administración, se tiende a confundir el papel institucional que ejerce la comunicación de gobierno del cometido de tipo partidista. Para ello es necesario la profesionalización de la comunicación de gobierno. No hay política sin comunicación. La comunicación del gobierno de una administración pública debe estar profesionalizada con funcionarios de carrera en los puestos clave que garanticen la permanencia de la información. Éstos son quienes garantizan las transiciones de los gobiernos y el cumplimiento de la ley, en definitiva, son los guardianes de la Administración. Se ha comprobado la disfunción existente entre los dircoms de las Administraciones Públicas nombrados como personal eventual cuando realmente su actividad es la de jefe de prensa del líder del gobierno.

En segundo lugar, una queja constante de la mayoría de empleados públicos es la falta de comunicación interna. La mayoría se enteran por el boca a boca o por los medios de comunicación de las nuevas políticas o nuevas tareas que van a tener que realizar y no por los responsables de dirección o líderes políticos. Para la nueva gobernanza pública se necesita de comunicación interna. Los empleados públicos deben participar en la toma de decisiones. Si se habla de democracia participativa de la sociedad en los asuntos públicos, más si cabe, debe haber una participación de los empleados públicos en la participación gubernamental. Empleados públicos que participan en la toma de decisiones, son empleados más motivados.

En tercer lugar, la gestión de la publicidad institucional. Uno de los ejemplos que más polémicas está generando son las campañas del Ministerio de Igualdad. Aparte del último caso de plagio y la utilización de imágenes de modelos sin su autorización, las campañas generan un debate público por el sesgo político tergiversando la misión institucional ministerial. La gestión de la publicidad de las Administraciones Públicas se debe realizar por planes de comunicación públicos, en que se muestre el interés por las campañas a realizar y los mejores canales a utilizar para que el mensaje dirigido a los públicos objetivos llegue mejor. Reparto equitativo según criterios objetivos por audiencias y/o públicos, realizado a través de una licitación pública por concurrencia competitiva en el que se ponga en valor la Administración y no mensajes partidistas.

En cuarto lugar, la importancia de la formación en comunicación. La formación continua en materia de comunicación no debe ser una cuestión ajena a los poderes públicos como ya hay planes para cuestiones jurídicas, económicas, tecnológicas o idiomáticas. La mayoría de las instituciones públicas disponen de departamentos de formación que procuran que los empleados públicos dispongan de la mejor formación para el servicio público. Los nuevos perfiles profesionales de las Administraciones demandan formación continua. La formación en las nuevas tendencias en comunicación, la comunicación digital, la nueva gobernanza o la comunicación no verbal son aspectos fundamentales. Ésta última, la comunicación no verbal es fundamental para aquellas personas que ejercen un rol de portavocía de gobierno.

En último lugar y no por ello menos importante, la figura de la portavocía de un gobierno debe ser ajeno al ruido partidista. En los países anglosajones, normalmente no son políticos sino profesionales de reconocido prestigio de carácter eventual y que gozan de un alto rango en el organigrama del Gobierno. A diferencia con el resto de países europeos donde normalmente un ministro es el que ejerce de portavoz del gobierno. No confundir el rol institucional con el político es una tarea pendiente de la democracia que debemos mimar.


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